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La clave del éxito del inversor: una forma distinta de ser inteligente

¿Cuál es la diferencia entre los que tienen éxito en lo económico y los que no? ¿Dinero? ¿Suerte? Frío, frío… Si vienes siguiendo nuestro blog, ya nos has leído hablar sobre mentalidad millonaria y libertad financiera, y seguro sabes que la respuesta está lejos del bolsillo. Entonces, ¿dónde está la clave del éxito de nuestras decisiones de inversión? Dos palabras: inteligencia emocional.   

Como dice el gran Warren Buffet:

“Si no puedes controlar tus emociones, no puedes controlar tu dinero”.

La inteligencia emocional es una habilidad clave si quieres tomar las mejores decisiones cuando estás invirtiendo tu dinero.

Con frecuencia, escuchamos que el dinero no se mezcla con las emociones o con los sentimientos. Como con otros paradigmas, debes saber que esto no es tan así. Las emociones en sí no son malas guías, pero sí es cierto que como inversor debes aprender a dominarlas para que jueguen a tu favor, en lugar de en contra.

¿Cómo manejas la aversión a las pérdidas? ¿Cómo reaccionas frente a una situación de crisis?

Aprender a mantener la calma es clave para tomar buenas decisiones. Hemos hablado en otros artículos sobre la paciencia al invertir en la Bolsa, sobre no entrar en pánico cuando una acción empieza a bajar. Y es que ver los números rojos nos pone nerviosos, nos hace disparar las alarmas y que nuestro cerebro entre en “modo protector”. ¿Qué provoca esto? Que nuestro cerebro se centre en lo urgente (la pérdida a corto plazo) y nos haga perder de vista el plan a largo plazo (la certeza de que esa acción se recuperará).

Antes de que digas “esto es imposible para mí”, déjanos decirte que este autocontrol se puede trabajar y mejorar gracias al desarrollo de nuestra inteligencia emocional.

¿Qué es la inteligencia emocional? (y qué no)

Por años, nos quisieron convencer de que ser inteligente era solo sacarse 10 en la escuela y poder resolver cálculos matemáticos complejos. Sin embargo, hace varios años que se viene hablando de las inteligencias múltiples y cómo el Coeficiente Intelectual (basado en una medición puramente lógico matemática) está sobrevalorado. 

Estas inteligencias múltiples son ocho y, quizás, te sientas identificado con más de una:

  • Lingüística-verbal: habilidad para dominar muy bien el lenguaje oral y escrito, así como para responder a él.
  • Lógica-matemática: habilidad para el razonamiento complejo, la relación causa-efecto, la abstracción y la resolución de problemas. 
  • Musical: capacidad de pensar en patrones, ritmos y sonidos
  • Visuo-espacial: capacidad de percibir el mundo y poder crear imágenes mentales a partir de la experiencia visual.
  • Kinestésica-corporal: habilidad de utilizar el cuerpo para aprender y para expresar ideas y sentimientos. Incluye el dominio de habilidades físicas como el equilibrio, la fuerza, la flexibilidad y la velocidad. 
  • Naturalista: Habilidad para el pensamiento científico, para observar la naturaleza, identificar patrones y utilizarla de manera productiva.
  • Intrapersonal: habilidad de comprenderse a sí mismo y utilizar este conocimiento para operar de manera efectiva en la vida.
  • Interpersonal: habilidad de interactuar y comprender a las personas y sus relaciones.

¿Y la emocional? No, no la olvidamos. La inteligencia emocional surge de una combinación entre la inteligencia intrapersonal y la interpersonal, por eso decimos que es una forma de inteligencia social. Ambas inteligencias nos hablan de comunicación: la interna y la externa.

¿Cómo estás comunicándote contigo mismo hoy? Te compartimos este ebook para reprogramar tu mente para el éxito.

Daniel Goleman, autor de La práctica de la inteligencia emocional, lo resume así:

“Todo depende del tipo de relación que tengamos con nosotros mismos, del modo en que nos relacionemos con los demás, nuestra capacidad de liderazgo y nuestra habilidad de trabajar en equipo. En resumen, es una forma distinta de ser inteligente”.

Entonces, ¿qué es (y qué no) la inteligencia emocional?

  • La inteligencia emocional no es solo “ser amable”: se trata de afrontar las situaciones con apertura, por más que sean realidades incómodas.
  • No es que debas darle rienda suelta a tus sentimientos y dejar al descubierto todas tus intimidades: se trata de la capacidad de expresar tus propios sentimientos del modo más adecuado y eficaz, posibilitando la colaboración en la consecución de un objetivo común.
  • El grado de desarrollo de la inteligencia emocional no está determinado genéticamente ni se desarrolla exclusivamente en la infancia: es un proceso de aprendizaje lento, que lleva toda la vida porque nos permite ir aprendiendo de nuestras experiencias. 

Las competencias emocionales

La inteligencia emocional tiene cinco competencias: la autoconciencia, la autorregulación y la automotivación, por el lado intrapersonal; y la empatía y las habilidades sociales, por parte de la inteligencia interpersonal.

En este artículo, nos enfocaremos en las primeras tres, para que la próxima vez que te enfrentes a tus inversiones, puedas mantener la calma y tomar decisiones acertadas.

#1 Autoconciencia

La autoconciencia es la capacidad de reconocer nuestras emociones y saber por qué las estamos sintiendo. Se trata, también, de reconocer cómo nuestros sentimientos afectan nuestro desempeño; y de reconocer nuestros valores y metas.

En resumen, actúa como nuestro barómetro interno.

Por otro lado, otra de sus características es la de la autoevaluación precisa. Esto implica conocer nuestras fortalezas y debilidades; y estar abiertos a la retroalimentación y el aprendizaje continuo.

Por último, la autoconciencia incluye la autoconfianza: ser capaces de ir más allá de lo establecido. Trabajar este aspecto te ayudará a tomar buenas decisiones, a pesar de que haya incertidumbres y presiones (como una baja brusca en alguna acción o criptomoneda, por ejemplo). Además, te prepará para estar listo para asumir riesgos y dominar nuevos retos y habilidades.

#2 Autorregulación

La autorregulación se relaciona con el área del cerebro conocida como “memoria que trabaja”, encargada de prestar atención, recordar información y tomar decisiones. Esta memoria trabaja mejor en la calma. Nuestro cerebro, ante una emergencia, se pone en “modo protector”, alertando a todo el sistema. Los nervios y la ansiedad son traducidos como emergencias. Es por eso que es tan importante que trabajes la autorregulación.

El autocontrol implica mantenerte al tanto de las emociones disruptivas y la impulsividad. No es suprimir las emociones, no es guardarte lo que sientes, porque eso hace que uno termine explotando, en lugar de resolver. Es dominar tus impulsos y sentimientos pero, ¡atención!, de una forma positiva. Significa comprender las emociones y usarlas para tu beneficio.

#3 Automotivación

La tercera y última competencia referida a nuestra comunicación interna es la motivación. 

Comprende aspectos como la motivación al logro, el compromiso, la iniciativa y el optimismo. ¿Te suena familiar alguna de ellas?

Esta competencia emocional nos ayuda a luchar por mejorar y cumplir nuestras metas. Implica, por ejemplo, que busquemos información para reducir la incertidumbre y encontrar las oportunidades y la mejor forma de hacer las cosas. Imagina, entonces, lo importante que es esto a la hora de lanzarte a la aventura de ser inversor.

 

La automotivación nos ayuda a ver oportunidades allí donde hay obstáculos.

Las anclas emocionales

¿Te gustaría empezar el día confiado, enérgico y optimista; ya sea para sentarte a operar en la Bolsa, o para ir a tu trabajo o negocio? ¿Quisieras poder ir a esos lugares que te causan una sensación de angustia, de terror, con una sensación de autocontrol y autoestima? Es mucho más sencillo de lo que parece a simple vista.

La PNL nos dice lo siguiente: 

“Las personas cuentan potencialmente con todos los recursos necesarios
para cambiar y actuar de manera eficiente”.

¿De dónde salen esos recursos? De nuestra historia personal.

Muchas veces los expertos en PNL se refieren al cerebro humano como si fuera el disco rígido de un ordenador, que almacena cantidades enormes de información. Es decir, que allí alojamos miles de recuerdos, tanto buenos como malos. El problema está en que estamos programados para recordar más fácilmente lo malo, antes que lo bueno, pero allí están.

Gracias a la técnica del anclaje, es posible acceder a esos recursos que guardamos y traerlos al presente. Con esto, nos valemos de herramientas para superar situaciones y salir más tranquilos de ellas, por ejemplo. Podemos, en una situación en la que dudamos de nosotros mismos, traer esa confianza que sentimos en algún momento y reconectar con esa emoción en el presente. Fascinante, ¿verdad?

Cómo elegir nuestra ancla de diseño

El término “Ancla” se refiere a un estímulo que desencadena un estado o conducta fisiológica o emocional determinado. El estímulo puede consistir en una imagen, un sonido, una sensación, un olor o un sabor. Por ejemplo, reaccionamos a una señal roja interpretando que significa un peligro y tenemos que estar alertas; o evocamos los brazos de la abuela  y su calidez al sentir un perfume específico.Hay anclas involuntarias y voluntarias. Para no extendernos demasiado en este artículo, hablaremos solo de aquellas que tú mismo puedes confeccionar. No te preocupes, en otra ocasión hablaremos en profundidad sobre las otras también.

Puedes empezar a experimentar estados mentales intencionadamente, en lugar de por defecto.

Aprendemos la mayoría de las anclas a un nivel inconsciente. Por ejemplo, cruzar los dedos, manifestando un estado de esperanza y optimismo. Pero puedes cambiarlas conscientemente y sustituirlas por “anclas de diseño” capacitadoras.
  1. 1. Piensa en el estado o recurso con el cual quieres conectar: confianza, seguridad, determinación, la alegría, la resiliencia, etc.
  2. 2. Busca un recuerdo que contenga ese estado emocional que quieras conectar. Visualízalo para revivir la experiencia y activar el estado.
  3. 3. Crea el ancla, el estímulo con el cual generarás ese estado. Puede ser desde lo visual, con un color, un símbolo; auditiva, con un mensaje poderoso para ti (“Tú puedes hacerlo”, “Ahora, tranquilo”, “Firme”; con algún sonido particular, una canción, alguien diciéndote la afirmación, etc.); o kinestésico, con algún movimiento como cerrar el puño.
  4. 4. ¡Listo! Cada vez que necesites evocar un estado emocional, como la sensación de calma frente a una inversión o éxito antes de ir a cerrar un contrato, haz uso de tu ancla de diseño.
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En resumen, la inteligencia emocional es ese subproducto que nace de unir la inteligencia intrapersonal y la interpersonal; y está fuertemente ligada a la comunicación, tanto interna como externa.

Dominar tus emociones te ayudará a mantener la calma en momentos de incertidumbre y poder así explotar el potencial creativo que tiene nuestro cerebro. Permanecer tranquilo y optimista, hará que tomes mejores decisiones y que puedas sobrellevar aquellos momentos de pérdida en el corto plazo. De esta manera, podrás aprovechar mejor las oportunidades y ver los beneficios que te esperan en el largo plazo.

Te esperamos en nuestro curso de Inteligencia Emocional para inversores, para que puedas profundizar en estos temas y puedas ir poniendo en práctica todas las técnicas de PNL que potenciarán tus inversiones.

Cuéntanos en comentarios si quieres saber más sobre inteligencia emocional.

31/12/2020

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