
En el mundo, hay diferentes tipos de personas: algunas con mayor poder adquisitivo y algunas no tan ”afortunadas”. Pero, ¿qué es lo que realmente las diferencia? La respuesta dista mucho del contenido de una billetera o una cuenta bancaria. Ni siquiera se trata de algo tangible o visible a simple vista. El gran secreto está en la mentalidad.
Se puede tener grandes ingresos y tener, no obstante, mentalidad de pobre. Así como también, se pueden tener ingresos modestos y tener mentalidad de rico. Con este artículo no buscamos criticar a las personas de bajos recursos, ni nada por el estilo. Simplemente, nos dedicaremos a señalar esos puntos que caracterizan a las personas de éxito, aquellas que no son esclavas del dinero, sino que se valen de él para cumplir sus sueños.
Cada uno, en su experiencia personal, tuvo cierto tipo de influencias en su forma de pensar. Todo lo que has escuchado de tu entorno, las conductas que has visto y la reacción a distintas situaciones económicas, sobre todo en tu casa, han ido moldeando tu pensamiento.
Si en tu hogar decían todo el tiempo que el dinero era la raíz de todos los problemas, que había que guardarlo para tiempos difíciles, que no caía de los árboles o que la gente rica solo podía serlo de forma deshonesta, es muy probable que tengas una visión negativa de él. Esto no quiere decir que no quieras tenerlo, pero sí que lo veas como algo complicado a lo que, irremediablemente, termines dejando ir de forma poco provechosa.
Sin embargo, esta forma de pensamiento puede derribarse para dar lugar a un cambio rotundo. Ya sea ingresando a la carrera de Economía en una universidad, asistiendo a un seminario o haciendo un curso de finanzas personales, es posible. Lo importante es poder visualizar en qué lugar está uno y, a partir de allí, implementar cambios positivos que guíen tu pensamiento a otro nivel.
Una de las claves que debes tener clara a la hora de cambiar tu mentalidad es que el dinero no es un fin en sí mismo, si no que es una herramienta para lograr tus objetivos.
Los personas con mentalidad millonaria poseen ciertos rasgos que son comunes a todos ellos. Cualidades que tú también puedes adquirir, poniéndole el empeño y la voluntad de lograrlo. Vamos a conocerlos.
#1. Los ricos piensan que ellos son los creadores de su propia vida.
Mientas que los ricos saben que ellos son los creadores de su propia vida, los pobres transitan la vida como algo que sucede.
Si piensas que tu destino ya está escrito, que cada uno tiene lo que se merece, o que dependes de cualquier entidad para ganar más o menos dinero, lamento decirte que tienes mentalidad de pobre.
El primer secreto para tener una mentalidad millonaria es convencerte de que tú tienes las riendas de tu vida. Tú tienes el poder de eliminar esa limitación en tu mente que te impide diseñar tu propia vida.
#2. Los ricos hacen que el dinero trabaje para ellos.
Los ricos hacen que el dinero trabaje para ellos, mientras que los pobres trabajan para ganar dinero.
Como dijimos más arriba, el dinero es un medio, no un fin y las personas de mentalidad millonaria lo tienen muy claro. Es por eso que hacen que este trabaje para ellos, es decir que el dinero se multiplique por sí solo. El pobre, en cambio, trabaja horas y horas para poder ganarlo, sin darle a este esa vía de crecimiento propia que podría potenciar sus ingresos.
Esto nos lleva a nuestro siguiente punto.
#3. Los ricos invierten. Los pobres gastan.
Una gran diferencia entre ricos y pobres es la forma en la cual administran su dinero.
Pensar que, luego de trabajar muy duro, uno se merece darse un gusto o irse de vacaciones puede parecer muy lógico. Sin embargo, si esos gustos te generan más gastos a largo plazo, ya sea en la mensualidad de la tarjeta de crédito o en forma de costos de mantenimiento (de un automóvil, por ejemplo), terminas siendo esclavo de ellos. Tu dinero se va para no volver en cosas que no perduran en el tiempo.
El rico, en cambio, busca invertir ese excedente que tiene para generar más ingresos. ¿Entonces, los ricos no se dan lujos? ¡Por supuesto que sí! Pero siempre cuidan que sea en la medida justa para que no suponga una gran pérdida para ellos.
#4. Los ricos encuentran soluciones. Los pobres, excusas.
La analogía del vaso es muy clara para ver otra cualidad que separa las aguas entre pobres y ricos.
La gente pobre tiene una mentalidad pesimista. Centrados en los obstáculos, en esta idea de que la vida los lleva de aquí para allá sin remedio, se estancan en una situación que les impide salir de su propia mediocridad. De allí, surge ese miedo que los hace buscar excusas para no concretar sus objetivos.
El rico, en cambio, busca siempre la oportunidad para seguir creciendo, tiene el ojo atento y entrenado. Este optimismo los hace afrontar las situaciones buscando soluciones, en lugar de lamentos. Puede salir bien o mal, pero lo importante es que siguen intentándolo hasta que triunfan.
#5 Los ricos aprenden constantemente.
Los ricos aprenden, mientras que los pobres creen que su educación terminó con la escuela.
Un punto crucial en este análisis es ese hambre de crecimiento que caracteriza al rico. No hay lugar para el conformismo aquí. Siempre se puede aprender algo nuevo, explorar otros horizontes, mejorar alguna cualidad que se tiene floja o potenciar todavía más los talentos naturales que se tienen. Y en estos tiempos de avances tecnológicos tan frenéticos, uno debe mantenerse actualizado, o será dejado atrás.
Pensar que la educación se termina al concluir la escuela secundaria o la universidad es un error que puede llevar al estancamiento de tu crecimiento personal.
Otro aspecto sobre este tema es que el rico admira a otros ricos. Los investiga, analiza sus estrategias de crecimiento, busca conductas y herramientas que ayudaron a esas personas a llegar a ese lugar de privilegio. Buscar inspiración en personas que ya lograron objetivos similares al tuyo te allanará el camino para que tú también puedas conseguirlo.
Si, en cambio, lo único que piensas es en cuánto envidias a las personas exitosas, como si lo fueran por arte de magia, lamento decirte que vas por mal camino.
Nútrete siempre de contenidos que aporten contenido de valor a tu vida.
#6. Los ricos se basan en su inteligencia.
Por otro lado, las personas pobres siempre trabajan en base a los sentimientos. Si no están de humor para hacer algo, no lo harán en absoluto. Se centran más en las metas a corto plazo, a lo inmediato, descuidando las consecuencias de sus acciones en un futuro más lejano.
Es por eso que podemos decir que los ricos se comprometen a ser ricos, trabajando duro para lograrlo; y los pobres se quedan solo con el deseo de ser ricos, sin tomar acciones suficientes para lograrlo.
En conclusión, si quieres tener una vida de abundancia, próspera y feliz, debes empezar por cambiar tu forma de pensar. Destruye aquellos prejuicios que pudieron haberte inculcado cuando eras más joven, y toma las riendas de tu vida
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